De padres agricultores y nacido en el Mirador (San Javier), no concibe una forma mejor de empezar la mañana que con un paseo de más de seis kilómetros a orillas del Mar Menor, en los que combina la carrera con el paso rápido.
La agricultura ha estado presente en la vida de Mariano Zapata desde que él se acuerda. Siendo un niño, pasaba los fines de semana ayudando a sus padres, ya fuese para recoger alcachofas o para montar invernaderos (algo en lo que su progenitor fue pionero en la comarca). Unas experiencias que relata con nostalgia y que fueron sentando las bases de lo que hoy es: un empresario hecho a sí mismo, que ama lo que hace y que habla con orgullo y pasión de la agricultura de la Región de Murcia y de todo el sureste español.
Quizás porque era lo que había visto en casa o tal vez porque la vocación se lleva en la sangre, tras finalizar el servicio militar consiguió su primer empleo en una alhóndiga hortofrutícola, en la que empezó como aprendiz y terminó siendo director comercial. En ella permaneció 18 años hasta que en 2001, con la experiencia adquirida y un conocimiento amplio de todas las fases que componen el proceso agrícola, se unió a otros cuatro socios para fundar Mercagrisa SL. En su empresa unos 200 agricultores comercializan cada año mediante el sistema de subasta miles de toneladas de alcachofas, brócoli, calabacines y pimientos que a través de compradores y distribuidores nacionales y extranjeros llegan a la mesa de miles de familias en Europa.
La vida del empresario agrario no es sencilla, admite, y mucho menos si se dedica a trabajar la tierra, si eres agricultor. Zapata asegura que se trata de un sector muy bonito, que engancha a quien se acerca a él, pero que al mismo tiempo presenta muchas dificultades e ingratitudes. Se necesita carácter, sin duda. Si estás en producción, en invierno preocupan las heladas y en otros momentos las lluvias, las plagas y, lo que más, la falta de agua. Si estas en la parte comercial, al tratarse de productos muy perecederos, estás sometido a las urgencias para distribuirlo, a las oscilaciones de precios y a las continuas presiones de un mercado cada día más agresivo y global. “Al fin y al cabo, las cosechas siempre están en riesgo, se vive bajo una presión constante”.
El deporte le ayuda a desconectar por lo que no perdona, por lo menos, un par de partidos de pádel a la semana, pero lo que de verdad le gusta es apoyarse en los suyos para recargar pilas. No hay nada como una comida con su mujer y sus padres los sábados o disfrutar de los amigos en domingo, mejor que mejor si sus dos hijas y su hermana se suman al encuentro. Sobra decir que no pone pegas a ningún plato, pero si le dan a elegir se queda con “una buena ensalada de pimientos asados”. Por supuesto, del Campo de Cartagena.
Es consciente de que si resulta elegido como presidente de Proexport el próximo 3 de diciembre, se enfrenta a una responsabilidad enorme, pero aprecia que tendrá la oportunidad “de luchar para que el sector agrario esté unido y para transmitir a la sociedad que lo componemos empresas y agricultores honrados, con una gran capacidad de reinvención y adaptación a los gustos cambiantes del consumidor, a las exigencias del mercado o a los retos medioambientales que compartimos toda la sociedad”.
Pide a las administraciones “que hagan leyes y normas claras, con rigor técnico, alejadas de ideologías u otros intereses, e iguales para todos, de modo que compitamos y sepamos por igual a qué atenernos, aquí o en Zaragoza”, porque asegura que “agricultores y empresas agro siempre queremos cumplir con las normas”. Cuenta con la ventaja de que en la Región de Murcia “tenemos una agricultura muy preparada, disponemos de tecnología, experiencia y talento que difícilmente se encuentra en otra parte de Europa. Somos buenos y podemos mejorar. Creámonoslo”.
Y aunque ha puesto el listón muy alto, espera “ser capaz de mantener el enorme legado que deja Juan Marín, después de 12 años al frente de la asociación, y de quienes le precedieron al frente de Proexport”. Lo dice desde las vivencias de alguien que no ha conocido otro trabajo que el de la agricultura, ni otro lugar mejor en el que trabajar y vivir que la Región de Murcia.