El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años. Dentro de los ODS, el 6 (agua limpia y saneamiento) exige que reduzcamos a la mitad la cantidad de aguas residuales sin tratar y brindemos acceso universal a un saneamiento adecuado.
En las próximas décadas, un gran porcentaje de la población mundial vivirá en áreas con escasez de agua y mala calidad debido al cambio climático y al aumento de la presión demográfica, la cual se estima que aumentará a 8,5 mil millones de personas. Por lo tanto, la agricultura se enfrentará al desafío de satisfacer la creciente demanda de alimentos resultante de las tasas de crecimiento de la población previstas. Una estrategia para mantener o aumentar la productividad bajo la escasez de recursos es hacer un mayor uso de las tierras y aguas marginales. La agricultura de riego en todo el mundo (2,7 veces más productiva que la agricultura de secano) desempeñará un papel crucial en el sistema de producción de alimentos, así como en el uso de recursos hídricos no convencionales, especialmente las aguas regeneradas.
Un ejemplo de zona con escasez de agua y vulnerable al cambio climático es la cuenca Mediterránea, donde la mitad de su población ya vive en condiciones de estrés hídrico. Además, las estimaciones predicen que 650 millones de personas vivirán en los países mediterráneos para 2050, con un aumento de 150 millones de personas en los países del sur y el este del Mediterráneo (FAO, 2009). Por lo tanto, el agua disponible per cápita podría ser la mitad de lo que es hoy, mientras que la demanda de agua para la agricultura aumentará entre un 4-22% (Mancosu et al., 2015). Actualmente, las áreas irrigadas del Mediterráneo ya consumen del 70 al 90% de los recursos disponibles de agua dulce (Lebdi, 2009).
Las aguas regeneradas tienen un enorme potencial para reducir la presión sobre el consumo de agua dulce en el sector agrícola, especialmente durante periodos de sequía. Además de reducir la demanda agrícola de agua dulce, otro beneficio es la reducción de la cantidad de fertilizantes minerales aplicados, contribuyendo a limitar los impactos ambientales (Jaramillo y Restrepo, 2017). Sin embargo, todavía hay muchos temas abiertos. Uno significativo es la salinización del suelo que afecta a aproximadamente entre 1 a 3 millones de hectáreas en la UE, principalmente en los países mediterráneos. Se considera una causa importante de desertificación y, por lo tanto, es una forma grave de degradación del suelo en los suelos europeos (Toóth et al., 2018). En estas condiciones, se requiere predecir la respuesta del cultivo al agua de riego y la salinidad del suelo, sujeto a diversos factores climáticos y agronómicos (Rasouli et al., 2013).
Simultáneamente, los expertos en la UE están debatiendo sobre los nuevos requisitos para reutilizar el agua (contaminantes emergentes y nuevos indicadores microbiológicos), y el próximo reglamento requerirá nuevas herramientas y enfoques para adaptar los sistemas productivos al nuevo marco legal.
Para eliminar estas barreras que impiden el desarrollo de la reutilización, desde el Dpto. de Riego del CEBAS-CSIC se trabaja, a través de proyectos agrícolas innovadores que incorporan tecnologías de vanguardia en la reutilización del agua con estudios multidisciplinarios, para la preservación de una agricultura intensiva, rentable y respetuosa con el medio ambiente. Para combatir la salinización, el proyecto ASSIST (Use of Advanced information technologies for Site-Specific management of Irrigation and SaliniTy with degraded wáter) busca un adecuado manejo agrícola de las sales a través del uso de tecnologías de información avanzadas en combinación con múltiples sensores de proximidad, caracterizando la variabilidad espacial de las propiedades edáficas que influyen en el rendimiento del cultivo. Otro proyecto de gran interés enfocado a la nueva legislación europea en materia de reutilización es el proyecto REUSAGUA (Gestión integrada de la regeneración y reutilización eficiente y segura de aguas residuales urbanas en agricultura), donde se busca el desarrollo y validación de procesos de depuración innovadores para la eliminación de contaminantes emergentes, que aseguren la calidad del agua regenerada de acuerdo con la legislación, y de forma económicamente sostenible para el agricultor.
La última gran barrera en la que hay que seguir trabajando es la de mejorar la percepción pública en materia de reutilización. Aun existiendo dichas barreras, sin lugar a duda estas presiones descritas anteriormente, impulsarán a las ciudades a enfrentar el desafío de las aguas residuales y aprovechar el potencial de la reutilización, ya que hoy en día a nivel mundial, alrededor del 80% de todas las aguas residuales se vierten en los cauces superficiales del mundo generando peligros para la salud pública y el medio ambiente.
Francisco Pedrero Salcedo, Investigador ‘Saavedra Fajardo’ en el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CEBAS-CSIC)
Artículo publicado en el diario ‘La Verdad’ el 02 de junio de 2019.