El sector agrario y ganadero se manifiesta hoy en Madrid para reivindicar al Gobierno que salga de su inacción y actúe de una vez por todas para evitar el desmantelamiento del campo español al que está llevando la mayor crisis de su historia.
En los dos últimos años el sector agrario ha actuado como colchón de estabilidad ante la crisis económica que golpeaba en otros sectores. Se nos pedía absorber mano de obra nacional y extranjera de otras industrias y lo cierto es que durante ese tiempo nuestras cifras de empleo, que no la rentabilidad de nuestros negocios, permitieron ayudar a tal fin.
Desde el punto de vista económico, sin embargo, la situación ha cambiado radicalmente y la crisis se ha instalado ya en nuestro sector con especial virulencia, con la diferencia respecto a otros en que aquí no hay Plan E de infraestructuras, ni ayudas como al automóvil, ni rescates como a la banca, ni nada que se le parezca. Lo cierto es que en nuestra agricultura se está produciendo una reconversión silenciosa que está dejando arruinadas y en el desamparo a muchas familias y empresas, y a la que nuestras autoridades parecen no prestar la adecuada atención.
Y esto es muy difícil de entender cuando la balanza comercial del sector presenta un superávit de más de 1.600 millones de euros y en el primer semestre de este año el sector alimentario español exportó productos por un valor superior a 13.000 millones de euros… ¡con la que está cayendo! No se olviden de esto: Europa saldrá antes de la crisis que España y a España la sacará de ella la exportación, en la que nuestras frutas y hortalizas ocupan un lugar destacado.
Nuestro Gobierno puede hacer mucho más y en muchos casos sin que le cueste un euro. Ahí van algunos ejemplos: puede enviar a los servicios de defensa de la competencia a investigar prácticas abusivas de parte de la distribución, en España y en Europa, que permiten reducir nuestros precios en origen en un 50% y sólo un 7 % al consumidor. Puede desbloquear la aprobación de productos para luchar contra las plagas que sufren nuestros cultivos, y situarnos de igual a igual con otros países competidores que sí los tienen aprobados. Puede denunciar y perseguir la entrada de producto de terceros países cometiendo fraude en el pago de derechos aduaneros. Puede dotar de mayor seguridad a los intercambios comerciales con países de nuestro entorno para facilitarnos la comercialización de nuestros productos. Puede dejar de ponernos trabas administrativas de toda índole que frenan la inversión y restan competitividad. Pueden abandonar su actual pretensión de aumentar los costes sociales a las empresas agrarias y en su lugar volver a una verdadera mesa de negociación del régimen especial agrario de la seguridad social. Puede reducir el gasto en costosas desalinizadoras y traer de una vez a los campos del sureste el agua que tiramos al mar en el norte. Puede instrumentar una nueva regulación de la agricultura y del sector agroalimentario en España y en Europa que esté construida para afrontar las exigencias de la nueva coyuntura, no para satisfacer las entelequias de varios funcionarios en Bruselas que entienden mucho de paisaje y poco de agricultura y alimentación,…
Puede hacer todo eso y mucho más, como he dicho, sin dinero. Si no lo hacen, es que prefieren ser parte del problema y no de la solución. Creo profundamente que el Gobierno puede y quiere ayudar, pero para ello déjenme que le recomiende algo: escuche hoy la voz del campo español… y hágale caso.
Fernando P. Gómez Molina
Director General de PROEXPORT