La seguridad alimentaria con la que se trabaja en la producción de frutas y hortalizas en España la ratifica el Sistema de alerta rápida para alimentos y piensos (RASFF) de la Unión Europea, en el que se han registrado “cero alertas por microorganismos en frutas y hortalizas frescas españolas”. Así lo han destacado el vicepresidente de Proexport y gerente de Berh Iberia, Javier Soto, y el responsable técnico de la Asociación hortofrutícola murciana, Abelardo Hernández, durante su intervención en las XIV Jornadas técnicas de Esamur sobre regeneración de aguas que se han celebrado hoy en Lorca.
Ante las demandas de la Unión Europea de diversificar las fuentes de recursos hídricos para la agricultura, Hernández ha destacado que “el Sureste español tiene el mayor porcentaje de reutilización de agua depurada de Europa”. El 95,3% del agua depurada en la Región de Murcia tiene como destino la agricultura, en la que esta fuente ya representa el 7,7% del total de agua para regadío.
Siendo una de las principales zonas productoras de frutas y hortalizas de la Unión Europea -“sólo las empresas de Proexport, tienen una producción cercana a los 1,4 millones de toneladas de frutas y hortalizas, de las que 850.588 Tm se destinan a exportación”, ha detallado Hernández-, el sector agrícola del Sureste español es el más sensibilizado ante la escasez de un recurso esencial como el agua.
Por este motivo, se ha desarrollado en la Región de Murcia una cultura del agua basada en los principios de eficiencia y ahorro, que ha perfeccionado los sistemas de regadío con las técnicas más modernas. Todo ello ha permitido que esta importante producción hortofrutícola para Europa, se logre con sólo el 3,4% del agua para regadío consumida en España.
Por su parte, Javier Soto, ha reclamado la necesidad de que “el agua reutilizada cuente con las características y calidad necesarias para su utilización en agricultura”. Para cumplir con las exigencias de los cultivos y las normas de la producción hortofrutícola tanto el agua depurada como al resto de recursos hídricos que son empleados en el regadío son analizados en una serie de controles en los que se revisan niveles microbiológicos (E. coli, enterococos), niveles agronómicos (N,P,K, Na, Cl…) y otros parámetros como (Cloratos, Percloratos…). Estos análisis periódicos del agua, de carácter tanto oficial como privado, permiten evaluar los riesgos de su uso para las producciones de frutas y hortalizas. Con todo ello, se garantiza la seguridad alimentaria de las mismas.